Barnices al disolvente y urea formol en suelos de parquet y tarima: Una verdad incómoda

Acuchillado de tarima de eucalipto rojo en Huelva barnizado con barniz al agua
El dinero, el poder y las costumbres, han hecho mucho daño en nuestra «moderna» civilización.
 
Una Verdad Incómoda es la película-documental de Davis Guggenheim de 2006 que trata sobre la campaña del ex vicepresidente de Estados Unidos de América, Al Gore, para concienciar a los ciudadanos del calentamiento global y sus consecuencias. Es algo que está ahí, que sabemos que nos acabará  perjudicando pero, sobre lo que nadie hace nada. Al fin y al cabo, es más cómodo ir a trabajar en nuestro propio coche, utilizar bolsas de plástico o encender la calefacción a toda pastilla cuando tenemos frío. Éstas son acciones que contribuyen al deterioro de nuestro medio ambiente y, al calentamiento global sobre el que Al Gore nos quería concienciar. Ya no sabemos si con fin altruista o a cambio de un buen puñado de dólares.

El caso es que nuestra forma de vivir, de trabajar o de actuar, en muchas ocasiones es difícil de rectificar a sabiendas que nos perjudica o nos perjudicará pero,  por comodidad, por dinero o por miedo, seguimos actuando del mismo modo. Y esto es lo que pasa precisamente con los tratamientos de protección que aplicamos a nuestros suelos de madera. Ya vimos en un post anterior que existían diferentes tipos de barniz para proteger nuestro parquet o tarima, constituyendo una pieza muy importante a la hora de contribuir a prolongar la vida útil de nuestro parquet y, una variable con gran peso a la hora de calcular el presupuesto de la restauración o nueva instalación, de nuestro pavimento. 

Nos encontramos ofertas de acuchillado de parquet desde 7€/m2 hasta 25-30€/m2. ¿Cómo es esto posible? Pues sencillamente y, como es obvio, reduciendo costes y aplicando barnices muy económicos.
 
Así es posible ver «profesionales» aconsejando aplicar urea o, en el peor de los casos, poliuretanos al disolvente, acabados de prisa y corriendo, dejando atrás clientes y vecinos que soportan olores incómodos, ojos irritados, casas con tal cantidad de polvo que casi hay que volver a pintar y, en el peor de los casos, gente enferma que tiene que acudir al hospital.

Estos señores (por llamarlos en modo educado), se dedican a utilizar urea formol (formaldehído) con un coste inferior a un buen barniz de poliuretano base agua, aplican dos manos sobre una superficie a medio terminar y salen corriendo. Queridos amigos, según la Internacional Agency for Research on Cancer (IARC)  el formaldehído es un cancerígeno humano  del grupo 1 y también está considerado un disruptor endocrino 

Hay otro grupo de profesionales que, sin embargo utilizan poliuretano con base disolvente porque se empeñan en tapar la madera con una película plástica de mal gusto que, a veces brilla tanto, que impide ver la textura verdadera de la madera. Si quieres madera, ¿para que la tapas? ¿crees que así está más protegida? Ni mucho menos. La mayoría de poliuretanos al disolvente amarillea con el tiempo, oscurece la madera, su reparación no es fácil y no tiene la elasticidad de un barniz de poliuretano en base agua. Aparte de todo esto, se ha demostrado y no precisamente hace poco tiempo, qué el contacto con disolventes produce diferentes tipos de cáncer, entre ellos el de páncreas (véase estudio de Universidad Autónoma de Barcelona de 2002).
 
En países anglosajones o del norte de Europa no existe debate de si utilizar urea, poliuretano al disolvente o barniz al agua. Se plantean utilizar productos que respetan la verdadera naturalidad de la madera, su textura, su movimiento y su color. Utilizan barnices al agua, aceites o ceras. Nada de productos que perjudiquen gravemente la salud.
 

Aunque estos barnices cumplen la legislación vigente, no son precisamente de «baja toxicidad». ¿Cómo es posible que en la segunda década del siglo XXI estemos todavía aplicando barnices perjudiciales? Seguramente ésta es una Verdad Incómoda.

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