Parquet vs Suelos Laminados vs Suelos Vinílicos y Viceversa . Cuál elegir.

La eterna pregunta de nuestros visitantes y clientes, constituyendo la encarnizada batalla dentro de nuestro gremio acerca de cuál es la mejor opción y qué es más conveniente en función a las necesidades del cliente.
 
Desde el punto de vista del instalador o la empresa dedicada a la colocación de pavimentos, he podido ver de todo. Desde «supuestos profesionales» de prestigio, que aconsejan arrancar un longevo suelo de parquet o incluso taparlo con un suelo laminado porque «es más resistente», hasta «yihadistas» del suelo de madera a los que les «quema» una imitación de su adorada madera.

 
Creo que, como bien decía Aristóteles, la virtud es el punto medio entre dos extremos que se consideran vicios; uno por exceso y otro por defecto. No voy a decir que la madera es lo mejor, el laminado lo más resistente o el vinílico la respuesta a todos los problemas. Procuraré ser lo más objetivo que pueda (lo intentaré) y, para ello hemos elaborado un cuadro donde, a grandes rasgos podemos comparar las ventajas e inconvenientes de los suelos de parquet o tarima, los pavimentos laminados y los suelos vinílicos o de PVC.

 

En él, estamos comparando suelos para instalación en interior y, asignamos una puntuación basada en las fichas técnicas de los fabricantes y en nuestra propia experiencia. Todo de forma general.

 

Qué es mejor, ¿el suelo de parquet, el laminado o el vinílico?

 

Difícil pregunta  de complicada respuesta pero a la que intentaremos contestar. Pues depende. ¿De qué depende? De varios aspectos tales como:

  1. Tus preferencias o gustos.
  2. Tus necesidades.
  3. El uso al que va destinado.
  4. Por supuesto, tu economía.

Hay personas que son amantes de la madera, de su textura, su calidez y confort. ¿Por qué conformarse con jamón de pata blanca si lo puedes comer de bellota? La madera es longeva y, con el tiempo, su envejecimiento es muy bueno y, por qué no decirlo, hasta aporta un plus de belleza. Con el tiempo, que no suele ser menos de 10-15 años, el suelo de parquet se puede volver a restaurar, devolviéndolo el aspecto primitivo, mediante un proceso que se llama acuchillar, del que hemos hablado largo y tendido a lo largo de estos años. Es algo más caro (a veces) pero, tenemos que verlo más como una inversión en el tiempo que como un coste. No es un producto de usar o tirar como los laminados o los vinílicos.

 

El suelo laminado, llamado erróneamente, «tarima flotante o tarima laminada sintética», es una imitación más o menos conseguida de los suelos de madera de toda la vida. Es cierto que no es madera natural pero, se obtiene a partir de fibras de ésta y, su textura en muchos casos, logra imitar tan bien a la madera que a veces es difícil saber que estamos ante un suelo laminado y no delante de un verdadero suelo de parquet. Suele ser más resistente a corto y medio plazo pero, su envejecimiento es malo; cuando se desgasta o se estropea, no lo podemos restaurar como hacemos con uno de madera. La única solución es retirarlo y volver a instalar uno nuevo, con el consiguiente daño para el medioambiente ya que, la inmensa mayoría de las veces va a parar al vertedero y no se vuelve a reciclar. Su precio es sensiblemente inferior al de la madera.

 
 

El pavimento vinílico (no tarima), es relativamente reciente y está teniendo bastante aceptación. A mi no me gusta pero, reconozco que su resistencia a la humedad y al agua en baños, es insuperable y que, en ciertos sitios es mejor instalar un vinílico que una madera o un suelo laminado. Si a eso le unimos una textura cada vez más similar a la madera y un precio a la baja, contamos con una buena opción a tener en cuenta. Como contrapartida, por su composición, no tolera bien la incidencia directa del sol y, la superficie donde se instale debe estar perfectamente nivelada. En caso de no estarlo, o existir grietas entre piezas de la solera muy pronunciadas, exige aplicar pasta niveladora con el consiguiente incremento de precio.

 

El buen profesional asesora e informa de todas las opciones al cliente; no le «mete por los ojos» nada y, en función a sus necesidades, sus gustos y a su economía, le ofrece el mejor suelo posible. Así que, recuerda siempre: ¡Confía en especialistas!

 
 

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