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Recuerdo cuando empecé en esto del parquet. Me tocó ayudar a mi padre a barnizar (o vitrificar, como dicen en sudamérica) un estupendo suelo de roble con un apestoso poliuretano al disolvente. Entonces existía la creencia de que, cuanto más brillante, cubierto y uniforme, más bonito y protegido quedaría el suelo. De hecho, yo también lo creía.

Con el tiempo, no fueron pocos los clientes que, viendo como quedaba su suelo tras ser lijado y pulido a conciencia, nos preguntaban: – ¿lo podemos dejar así? -. Nuestra respuesta era siempre la misma: – Hay que barnizarlo para protegerlo. Ójala se pudiese quedar así -. Esos clientes tienen algo en común: les gusta la madera sin nada que los tape.

Antaño, con los barnices de urea o de poliuretano al disolvente, la madera quedaba muy cubierta, se oscurecía y no dejaba apreciar el verdadero aspecto, la textura y la veta de la madera. Si tienes madera, ¿por qué taparla con un plástico?. Soy de la opinión de que la madera hay que disfrutarla y no taparla.

El nudo es la «cicatriz» que deja en el tronco la base de la rama cuando se tala. En el proceso de aserrado, aparece esta auténtica belleza de la naturaleza, de formas singulares y únicas. Son como los lunares de la piel, que imprimen un carácter único a cada individuo..

Si bien es verdad que existen muchos tipos de nudos, hoy día son tratados para que no supongan un problema en la estabilidad de una pieza de parquet. El nudo es una de las características que denotan que un pavimento es natural y no artificial, a diferencia de los suelos laminados o vinílicos.

Nosotros preferimos los suelos con nudos, puesto que son señal de autenticidad, carácter, belleza y naturalidad.

A mi es lo que más me sorprende y me gusta a la vez. En un pavimento se deben a la orientación y color de las fibras que componen la madera. Su densidad, al peso y la resistencia. Determina, en parte, su tono o color.

Podremos encontrarnos con suelos de madera muy veteados, y otros menos. También depende de la selección que se haga después de su fabricación; una madera puede ser muy veteada y poco uniforme pero, a la hora de seleccionarla en fábrica, se pueden conseguir partidas bastante uniformes. El precio varía sensiblemente, por supuesto.

Con textura de la madera, nos referimos a la apariencia que le dan los diferentes elementos que la conforman. Dependiendo de cómo sean estos elementos y la facilidad para verlos, se clasifica en: gruesa, media o fina, según los elementos se vean más o menos fácilmente.

Viene determinado por la composición y el aspecto que le dan los elementos que la conforman. Existen maderas más o menos claras, más o menos oscuras, de tonos rojizos, pardos, amarillos, anaranjados..etc. Es cuando se barniza cuando aparece el color con el que la conocemos realmente, y es en ese momento donde algunos clientes te dicen: – ¡Uy! Creía que iba a quedar más claro -.

La tendencia actual viene a resaltar lo natural, sin maquillajes ni máscaras. Vemos como los modelos más demandados son aquéllos dónde se aprecia la verdadera textura de la madera, la veta y respeta su textura verdadera, sin aditivos.

Los fabricantes de parquet multicapa están consiguiendo «El Efecto Natural» mediante cepillados a mano o a máquina, que remarcan la textura, o mediante aceites, ceras duras y barnices supermates al agua con una resistencia sorprendente, y que dejan la madera con una naturalidad sorprendente.

Pues estás de enhorabuena y el medioambiente, también. Tu suelo de parquet se puede lijar volviéndolo a estrenar con un acabado moderno, natural y fresco, aplicando un barniz de poliuretano al agua, sin olor y casi sin color, con un acabado mate, supermate o incluso, lo que llaman algunos fabricantes de barnices «Efecto Natural», consiguiendo que tu suelo parezca que no está barnizado. También puedes aplicar un moderno aceite o una cera dura, consiguiendo disfrutar de la madera en todo su esplendor. Y si no te gusta el color, tíñelo más claro o más oscuro, aunque la tendencia son los tonos claros e incluso, los grisáceos.

Si tienes un suelo de madera, no lo tapes con un efímero brillo; disfruta de él, de su textura y de su color natural, siempre de la mano de un auténtico profesional parquetista.